primera vez el 25 de julio de 1976 por la sonda espacial Viking 1, que orbitaba el planeta en ese momento. Los encargados de la misión afirman que debido al ángulo en el que se tomó la foto creó ese efecto de ilusión óptica de luz y sombra, y que la causa de que tenga semejanza con un reostro es la tendencia del cerebro humano a reconocer patrones familiares, especialmente caras (pareidolia), esta interpretación la justifican con las nuevas fotografías tomadas por la sonda Mars Global Surveyor en 1998 y 2001, y por la sonda Mars Odyssey en 2002, en diferentes condiciones de iluminación y a una resolución más alta, la forma no parece una cara. Diversos ufólogos han formulado una hipótesis que nos dice que seres inteligentes levantaron las edificaciones, los científicos igualmente hicieron la suya comentando que fueron producto de las fuertes tormentas que se llevan ahí fueron las causantes de la erosión de la roca causando formaciones. En 1976, las sondas Viking 1 y 2 enviadas por la NASA llegaban a Marte, tomaron cientos de fotos. En el año 1975 la NASA el programa Viking, consistente en el envío a Marte de dos sondas (Viking I y II) y estaban diseñadas para que al aproximarse al pl
aneta se dividiera en dos. Por un lado quedaba un orbitador (encargado de las comunicaciones y obtener fotografías) y una sonda de aterrizaje (cargada de instrumental destinado a realizar un profundo estudio biológico en la superficie). Ambas sondas llegaron a Marte un año después, tal como estaba programado. Las pruebas biológicas realizadas dentro del proyecto Viking consistieron en la toma de muestras del suelo, posteriormente fueron calentadas con la finalidad de evaporar las moléculas orgánicas del terreno y se analizaron los gases y vapores que resultaron por medio de cromatografía de gas y espectrometría de masas. Si bien los resultados de dichos exámenes dieron como resultado la existencia de clorohidrocarburos en los dos lugares donde descendieron las sondas, ambos fueron descartados debido a que se suponía producto de la contaminación terrestre. En el año 2008 la sonda Phoenix descubrió perclorato en el suelo de Marte, dicho componente es un potente oxidante que tiene la particularidad de quemar compuestos orgánicos. Un grupo de científicos de la Ciudad Universitaria en Ciudad de México y la División de Ciencia Espacial de la NASA se organizaron
para realizar una serie de pruebas sobre los suelos del Desierto de Atacama en Chile (debido a su reconocido parecido con el suelo marciano). Cuando las muestras de suelo que contenían carbono orgánico eran mezcladas con el perclorato de magnesio y eran calentadas (simulando los experimentos realizados por las sondas Viking), se obtenía el mismo tipo de combustión de clorohidrocarburos que había sido registrado en Marte pero que había sido descartado por considerarse resultante de la contaminación. Posteriormente los investigadores se dieron el trabajo de re-interpretar los resultados obtenidos por ambas Viking, obteniendo que en el primer lugar de aterrizaje las muestras obtenidas contenían de 1,5 a 6,5 ppm de carbono orgánico; mientras que en el segundo lugar de aterrizaje las muestras contendrían de 0,7 a 2,6 ppm. Pero los investigadores afirman que aún teniendo compuestos orgánicos, no es suficiente para asegurar que había vida en Marte, ni en épocas pasadas. En 2008, la NASA dio a conocer un catálogo de 57 meteoritos considerados provenientes de Marte y recuperados en varios países. Estos meteoritos son extremadamente valiosos ya que son las únicas muestras físicas de Marte disponibles para analizar. Los tres meteoritos listados a continuación, exhiben características que algunos investigadores consideran tener indicios de posibles moléculas orgánicas naturales o probables fósiles microscópicos:


Trazas de gas metano (promedio de 10 ppm) fueron detectadas en la atmósfera de Marte en 2003 por el ‘Goddard Space Flight Center’ de la NASA. En marzo de 2004, se confirmó mediante observaciones adicionales por parte del Mars Express Orbiter y del telescopio llamado ‘Canada-Francia-Hawaii’. La presencia de gas metano es considerada un misterio, ya que bajo las condiciones atmosféricas de Marte, el metano es inestable y desaparece después de varios años, lo que indica que debe de existir en Marte una fuente productora de metano que mantiene esa concentración en su atmósfera la cual debe de producir un mínimo de 150 toneladas de metano cada año. Al considerar las fuentes probables, se descartaron los impactos de asteroides, ya que aportan solamente un 0.8% de la producción anual de metano. Fuentes geotérmicas o geoquímicas son posibles, pero no se ha detectado ninguna. La posibilidad de generación de metano por medio de microorganismos, es bastante común en la Tierra.
Durante 1998-1999, el sistema orbital Mars Global Surveyor de la NASA detectó manchas oscuras en las dunas de la capa de hielo del polo sur. La peculiaridad de estas manchas, es que el 70% de ellas recurre anualmente en el mismo lugar del año anterior. Las manchas de las dunas aparecen al principio de cada primavera y desaparecen al principio de cada invierno, por lo que un equipo de científicos de Budapest, ha propuesto que estas manchas podrían ser de origen biológico y de carácter extremófilo. Por su parte, la NASA ha propuesto que las manchas son producto de erupciones frías de géisers, los cuales son alimentados no por energía geotérmica sino por energía solar. Científicos de la NASA explican que la luz del sol calienta el interior del hielo polar y lo sublima a una profundidad máxima de 1 metro, creando una red de túneles horizontales con gas de dióxido de carbono (CO2) bajo presión. Eventualmente, el gas escapa por una fisura y acarrea consigo partículas de arena basáltica a la superficie. Otro argumento que supone respaldar la existencia de vida fue la intrigante desaparición de la sonda Fobos II en septiembre de 1989, del Programa Fobos enviada por la Unión Soviética a Marte para estudiar el planeta. Algunas personas, tras la pérdida de la sonda, manifestaron que ésta había transmitido datos que podrían indicar la presencia de una civilización extraterrestre, lo cual se ha denominado en ocasiones el incidente o misterio de la Fobos 2. La Fobos II detectó una extraña sombra en la superficie de Marte. Los dos satélites de Marte producen sombras en su superficie, pero ésta es demasiado estirada para tener este origen, especialmente desde el punto de vista de la Fobos 2, que tomó sus últimas imágenes muy cerca de Fobos, por lo que la sombra de éste debería parecer circular. El Dr. Becklake lo describió como “algo que está entre la sonda y Marte, porque podemos ver la superficie marciana detrás” y apuntó que el objeto fue visto tanto por la cámara óptica como por la infrarroja. La sonda fotografió junto a Fobos un extraño objeto de forma aproximadamente cilíndrica de grandes dimensiones (20 km de largo y 1’5 km de diámetro). Ningún objeto natural puede tener esta forma. Sin embargo, la figura recuerda a las llamadas naves nodriza. La fotografía fue divulgada en 1991 por la coronel Marina Popovich, ex cosmonauta soviética (piloto de reserva de la Vostok 6, que fue finalmente tripulada por Valentina Tereshkova) y piloto de pruebas (batió 13 records). Según ella, la fotografía le fue entregada clandestinamente por Alexei Leonov (cosmonauta de la Vosjod 2 y Apollo-Soyuz) y representa “el primer informe filtrado de una nave nodriza alienígena en el Sistema Solar”. Añade que esta fue aparentemente la causa de la desaparición de la Fobos II y sugiere que fue posiblemente un flash de radiación proveniente de ese objeto lo le causó las averías que la hicieron perderse en el espacio. Los partidarios de la existencia de anomalías en la misión Fobos 2 alegan que este objeto podría ser el causante de la sombra mencionada anteriormente. Una de las imágenes de la Fobos 2, transmitida a la Tierra sólo dos horas antes de que se perdiera comunicación con la sonda, muestra extraños patrones en la superficie de Marte. Estos patrones, de forma aproximadamente rectangular, recuerdan a algunos el trazado de una ciudad. El comentario del Dr. John Beclake del Museo de Ciencias de Londres fue “La estructura similar a una ciudad es particularmente fascinante. Tiene una amplitud de unos 60 km y podría fácilmente confundirse con un área como Los Ángeles (…), las líneas que se ven tienen un largo de unos 4 km y aparecen también un infrarrojo, lo que significa que emiten calor”. Sobre su origen, el científico afirmó que “ciertamente no lo sé”.
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