Consiste en unos recipientes con forma de jarrón que contienen un cilindro de cobre en el cual se encuentra una varilla de hierro, lo que se asemeja a las primeras pilas elécricas modernas. De hecho, el primer análisis que se hizo a este objeto consistió en introducir en su interior un electrolito, lo que encendió la varilla. Este objeto se comportaba exactamente como una
pila eléctrica, según consta en el informe oficial, los cuales están datados de aproximadamente antes del año 226 a. C., que fue descubierto en 1936 durante unas
excavaciones en una colina de Kujut Rabua, en una vieja tumba cubierta con una losa de piedra, una aldea al sureste de Bagdad (Iraq), por parte de los trabajadores del Departamento Estatal Iraquí del Ferrocarril, es para algunos la evidencia de que en ese periodo ya se tenía conocimiento del fenómeno denominado electrólisis. El Departamento Iraquí de Antigüedades extrajo de allí un total de 613 abalorios, figurillas de arcilla, ladrillos cincelados y otras piezas, además de recipientes de arcilla con forma de jarrón y de color amarillo claro.
En 1939 el arqueólogo alemán Wilhelm König, entonces a cargo del Laboratorio del Museo Estatal de Bagdad, lo identificó como una probable pila eléctrica. Describió su hallazgo en el 9 Jahre Irak, publicado en Austria en 1940. El primer análisis de este objeto consistió en introducir en su interior un electrolito, y conectarle una lámpara, que se encendió muy débilmente. El informe oficial que se redactó después decía que este objeto se comportaba exactamente igual que una pila eléctrica moderna.
De regreso al Museo de Berlín (Alemania), König relacionó el descubrimiento con otros cilindros, varillas y tapones de asfalto similares provenientes de Mesopotamia; todos ellos con varillas delgadas de hierro y bronce. Le pareció que estas “baterías” se habrían podido unir en serie (una detrás de otra) para aumentar el voltaje producido.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el ingeniero estadounidense Willard Gray se interesó a este artefacto y decidió crear una réplica. Para ponerla a prueba en circunstancias verosímiles, empleó como líquido alcalino el zumo de uva, bien conocido por los bagdadíes de la época. Lo vertió en el recipiente e introdujo una estatuílla de plata. Después de aplicar la corriente de su réplica a la batería de Bagdad durante dos horas, la estatuílla se volvió dorada. Esto demostró que la batería funcionaba, y que su probable uso era de restaurar objetos de plata.
Este artefacto no es del todo único, y se encontraron incluso pilas de mayor potencia en Bagdad, y hay evidencias que otras civilizaciones antiguas hayan conocido también las baterías.
El arqueólogo König no mostró con qué material se podrían haber unido las “baterías”, ya que entre los miles de objetos arqueológicos encontrados en Mesopotamia no había ningún objeto metálico transmisor de la corriente eléctrica (como un alambre de hierro) de longitud suficiente para unir varias de estas “pilas”. König sostuvo que el objetivo de estas baterías era proporcionar la electricidad necesaria para realizar galvanización con oro y plata (aunque hasta el momento no se ha encontrado ningún objeto antiguo galvanizado).
pila eléctrica, según consta en el informe oficial, los cuales están datados de aproximadamente antes del año 226 a. C., que fue descubierto en 1936 durante unas
En 1939 el arqueólogo alemán Wilhelm König, entonces a cargo del Laboratorio del Museo Estatal de Bagdad, lo identificó como una probable pila eléctrica. Describió su hallazgo en el 9 Jahre Irak, publicado en Austria en 1940. El primer análisis de este objeto consistió en introducir en su interior un electrolito, y conectarle una lámpara, que se encendió muy débilmente. El informe oficial que se redactó después decía que este objeto se comportaba exactamente igual que una pila eléctrica moderna.
De regreso al Museo de Berlín (Alemania), König relacionó el descubrimiento con otros cilindros, varillas y tapones de asfalto similares provenientes de Mesopotamia; todos ellos con varillas delgadas de hierro y bronce. Le pareció que estas “baterías” se habrían podido unir en serie (una detrás de otra) para aumentar el voltaje producido.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el ingeniero estadounidense Willard Gray se interesó a este artefacto y decidió crear una réplica. Para ponerla a prueba en circunstancias verosímiles, empleó como líquido alcalino el zumo de uva, bien conocido por los bagdadíes de la época. Lo vertió en el recipiente e introdujo una estatuílla de plata. Después de aplicar la corriente de su réplica a la batería de Bagdad durante dos horas, la estatuílla se volvió dorada. Esto demostró que la batería funcionaba, y que su probable uso era de restaurar objetos de plata.
Este artefacto no es del todo único, y se encontraron incluso pilas de mayor potencia en Bagdad, y hay evidencias que otras civilizaciones antiguas hayan conocido también las baterías.
Por desgracia, la batería de Bagdad, que se encontraba en el museo arqueológico de la ciudad, ha desaparecido bajo los escombros por causa de un bombardeo estadounidense durante la Invasión de Irak de 2003.
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