En todos los pueblos han habido personas videntes, el don que ve el tiempo como un objeto, utiizándolo con diversos fines. Ellos conocían la medicina tradicional, las plantas, las setas curativas y venenosas; por lo que eran buscados en forma automática cuando alguien se hallaba enfermo.
Este es el dueño y señor de los estados “psi”, de conciencia alterada y comprobada científicamente por la electroencefalografía en la modalidad de las ondas cerebrales; de los estados de ensueño, en donde podemos tener recuerdos de otras vidas o reprogramar nuestro subconsciente para una mayor evolución; y estados perceptivos en vigilia en donde se producen las videncias y otros dones especiales.
Sin ir muy lejos e intentando acercarte a la realidad concreta de muchísimas veces en tu vida, estoy segura que te habrá sucedido sentirte preocupada y sin saber ni porqué, y que después algo ocurriera y que finalmente, ese algo terminara justificando dicha preocupación; o quizás pensar en alguien y que casualmente minutos más tarde te lo cruzaras en la calle o viniera a visitarte; o cuando una amiga te dice: “mira que esa persona me da mala impresión”, es decir, cuando no teniendo motivo alguno para dudar de su honestidad, la sospecha se cristaliza después en un desengaño y refunfuñamos y tildamos a nuestra amiga de bruja; o cuando sentimos que una determinada persona es mufa y estando cerca de ella, porque a veces sucede que se trata de personas muy queridas, a las que frecuentamos seguidamente y no deseamos evitar, pero, las cosas igualmente terminan saliendo mal; o quizás cuando alguien te aconseja que prendas algunos sahumerios para sacar las energías negativas de un ambiente, y después de hacerlo las cosas empiezan a tomar otro rumbo.
Estos y un sinfín de hechos que podríamos enumerar y que estando tan arraigados a nosotros ya ni nos llaman la atención, son los que podemos vivenciar con el hemisferio cerebral derecho. Sí, ese mismo que utilizan los expertos de las mancias y la adivinación cada vez que asisten a la consulta, o cuando sin proponérselo mediante la voluntad le suceden presagios que a veces ni siquiera ellos mismos comprenden.
Carl Jung, reconocidísimo discípulo de Freud, realizó aportes sin dudas valiosísimos cuando habló de un inconsciente colectivo que nos conecta a todos por el simple hecho de compartir este universo, en donde queramos o no, hemos recibido la información de toda la humanidad a través de las variables culturales. Desde este lugar colectivo e inconsciente de encuentro es de donde surgen los fenómenos paranormales.
Mediante el Principio de Sin cronicidad, el maestro de Psiquiatría y Psicología suizo, intentó dar cuenta de una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de forma casual; o sea que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a la tradicional lógica de causa y efecto. La manera en que dichos fenómenos se vincularían sería a través de su significado. Un típico ejemplo de sin cronicidad sucede cuando podemos constatar que una imagen mental nuestra, absolutamente subjetiva, es reflejada sin explicación causal, por un evento exterior a nosotros mismos.
Esto es, soñar y que suceda. Según los términos del mismo Jung, es la concordancia en el nivel del significado de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. O en forma más simple, es la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante. Habrás podido concluir, o al menos reflexionar acerca de estas capacidades, especialmente la videncia, que como en todos los órdenes de la vida, aquello que se practica seria y honestamente es sumamente útil y valioso.
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Magia en la SS
Desde los años de la Inquisición, en donde la despiadada persecución no logró ni desaparecerlos, ni amedrentarlos, y todavía hasta hoy, en prácticamente todas las tribus indígenas de África, Brasil, Kenia, Amazonia, etc.; éstos personajes provistos de extraordinarias
capacidades psíquicas para percibir informaciones, han sido y continúan siendo, un inquietante fenómeno parapsíquico de difícil comprensión general.
En el Occidente nuestro, los laboratorios parapsicológicos llevan de años intentando estudiar en forma metodológica estas capacidades de la mente humana. Aunque para los ojos de la sociedad, esta gente dotada con especiales cualidades que bien podría haberlas adquirido por herencia o por iniciación a alguna religión o espiritualidad; siga deslumbrándonos con sus hechizos. Todos estamos potencialmente aptos para ser videntes, ocurre que la mayoría vivimos sumergidos y enfocados en la reacción que tenemos para con las situaciones y las cosas, desde el hemisferio cerebral izquierdo; es el lógico y realista maquinista de nuestro accionar, nos tironea para que no disfrutemos de la creatividad, percepción y magia, del hemisferio cerebral derecho.Este es el dueño y señor de los estados “psi”, de conciencia alterada y comprobada científicamente por la electroencefalografía en la modalidad de las ondas cerebrales; de los estados de ensueño, en donde podemos tener recuerdos de otras vidas o reprogramar nuestro subconsciente para una mayor evolución; y estados perceptivos en vigilia en donde se producen las videncias y otros dones especiales.
Sin ir muy lejos e intentando acercarte a la realidad concreta de muchísimas veces en tu vida, estoy segura que te habrá sucedido sentirte preocupada y sin saber ni porqué, y que después algo ocurriera y que finalmente, ese algo terminara justificando dicha preocupación; o quizás pensar en alguien y que casualmente minutos más tarde te lo cruzaras en la calle o viniera a visitarte; o cuando una amiga te dice: “mira que esa persona me da mala impresión”, es decir, cuando no teniendo motivo alguno para dudar de su honestidad, la sospecha se cristaliza después en un desengaño y refunfuñamos y tildamos a nuestra amiga de bruja; o cuando sentimos que una determinada persona es mufa y estando cerca de ella, porque a veces sucede que se trata de personas muy queridas, a las que frecuentamos seguidamente y no deseamos evitar, pero, las cosas igualmente terminan saliendo mal; o quizás cuando alguien te aconseja que prendas algunos sahumerios para sacar las energías negativas de un ambiente, y después de hacerlo las cosas empiezan a tomar otro rumbo.
Estos y un sinfín de hechos que podríamos enumerar y que estando tan arraigados a nosotros ya ni nos llaman la atención, son los que podemos vivenciar con el hemisferio cerebral derecho. Sí, ese mismo que utilizan los expertos de las mancias y la adivinación cada vez que asisten a la consulta, o cuando sin proponérselo mediante la voluntad le suceden presagios que a veces ni siquiera ellos mismos comprenden.
Carl Jung, reconocidísimo discípulo de Freud, realizó aportes sin dudas valiosísimos cuando habló de un inconsciente colectivo que nos conecta a todos por el simple hecho de compartir este universo, en donde queramos o no, hemos recibido la información de toda la humanidad a través de las variables culturales. Desde este lugar colectivo e inconsciente de encuentro es de donde surgen los fenómenos paranormales.
Mediante el Principio de Sin cronicidad, el maestro de Psiquiatría y Psicología suizo, intentó dar cuenta de una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de forma casual; o sea que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a la tradicional lógica de causa y efecto. La manera en que dichos fenómenos se vincularían sería a través de su significado. Un típico ejemplo de sin cronicidad sucede cuando podemos constatar que una imagen mental nuestra, absolutamente subjetiva, es reflejada sin explicación causal, por un evento exterior a nosotros mismos.
Esto es, soñar y que suceda. Según los términos del mismo Jung, es la concordancia en el nivel del significado de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. O en forma más simple, es la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante. Habrás podido concluir, o al menos reflexionar acerca de estas capacidades, especialmente la videncia, que como en todos los órdenes de la vida, aquello que se practica seria y honestamente es sumamente útil y valioso.
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