El disco de Phaistos


disco.Es también llamado el disco de Festo, es un hallazgo arqueológico de finales de la edad de bronce descubierto en la excavación de un palacio minoico en Festos (Phaistos), cerca de Hagia Triada, en el sur de Creta el 15 de julio de 1908 sembrado intacto en la tierra negra, entre restos calcinados de bovinos, ceniza, polvo y pedazos de cerámica, minoicos y helenísticos, un disco de arcilla de quince centímetros de diámetro, con ambas caras grabadas con signos dispuestos en espiral. Ceniza, bovinos, disco, cerámica y hasta una tableta con signos trazados en la llamada escritura lineal A, fueron puestos en una canasta y  al jefe de la excavación, el arqueólogo Luigi Pernier, del que no se puede datar con seguridad por el incierto contexto arqueológico en el que se encontró, aunque no debe de estar muy lejos
de mediados del segundo milenio a.de C.
El propósito de uso y el lugar en el que se construyó aún no han sido determinados, lo que ha convertido a este objeto en uno de los más famosos misterios de la arqueología. Actualmente se encuentra en el museo de Herakleion en Creta (Grecia).
Una de las cosas que hace que el Disco de Festo sea una pieza única es el hecho de que los caracteres que aparecen sobre el disco no son dibujos sino impresiones realizadas con algún tipo de tampón o sello, con lo que a efectos prácticos podríamos afirmar que se trata de uno de los primeros documentos impresos de la Historia.
Algunos arqueólogos suponen que la escritura del disco de Festos es minoica, pero no se trata ni del lineal A ni del lineal B. Aproximadamente 10 signos del disco son similares a signos de la escritura lineal. Por esa razón, otros especialistas le atribuyen un origen no cretense. Por ejemplo, según la “teoría proto-ionica”, el disco seria la obra de un pueblo cicladico. Otros coinciden en la singularidad de la escritura de este disco ajena a las de la isla de Creta y de las conocidas en todo el medio oriente constituyendo “un caso único” y que “nada demuestra que su origen sea  cretense”, en palabras de Jean-Pierre Olivier (Las civilizaciones Egeas, del neolítico y de la edad del bronce. Editorial Labor-1992). El Disco de Festos ha sido visto como un calendario, un juego de la oca, una oración a la Gran Diosa, un inventario de bienes…
Durante todo el s.XX han sido numerosos los intentos de descifrar el contenido del disco, en el que pueden apreciarse 61 palabras, 30 en un lado y 31 en el otro, en una secuencia de impresión en espiral cuyo significado se desconoce, los cuales se componen por las dos caras de 242 signos jeroglíficos o ideogramas en relieve, seguramente con la intención de servir como “tampón” en lo que se podría calificar como el antecedente de la imprenta..El enigma persiste, pues los más rigurosos investigadores señalan con propiedad que no podrá descifrarse mientras no aparezcan artefactos o inscripciones parecidas.
La aparición de este disco perteneciente al mundo argárico-tartésico en una zona como la isla de Creta, y en una época como es mediados del segundo milenio a. de C. (entorno  al 1.500 a.de C.), no es extraño si tenemos en cuenta los múltiples intercambios comerciales entre la península y el mediterráneo oriental, como nos dice F. Jordá en el primer volumen de La Historia del Arte Hispánico – La Antiguedad- de la Editorial Alhambra, Madrid-1978, “dentro ya del segundo milenio a.de C las influencias y contactos con los pueblos del mediterráneo oriental se hacen cada vez más patentes y más intensos. Las necesidades de metal (cobre, estaño, plata) de las “grandes potencias” orientales (hititas, sirios, micénicos y egipcios) hace que esos contactos sean cada vez más estrechos. No sólo estaría el disco de Festos como prueba de esas relaciones entre oriente y occidente en tan tempranas fechas, ahí están también las tumbas “micénicas” y los idolillos “cicládicos” que aparecen en Andalucía durante la cultura de los Millares, datadas mucho antes que las civilizaciones micénicas y cicládicas. También están las pinturas de barcos “de tipo egeo” aparecidas en una cueva cerca del estrecho de Gibraltar.
discoEl experto en falsificaciones artísticas Jerome Eisenberg afirma que los 45 símbolos que cubren el disco de Faistos, fechado hasta ahora en el año 1700 a.C., no tienen ningún sentido, ya que en realidad se trata de una hábil falsificación. Según Eisenberg, el descubridor de este objeto, Luigi Pernier, creó un objeto totalmente insólito, con un texto indescifrable, debido a que necesitaba una prueba desesperada que demostrara su valía como arqueólogo frente a los colegas de la época que empezaban a copar la atención internacional, sobre todo Arthur Evans al hallar el palacio de Knossos.
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