Proyecto HAARP

El High Frequency Active Auroral Research Program (programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia) es un programa ionosférico financiado por la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos, y la Universidad de Alaska, y sus actividades se realizan en una instalación situada cerca de Gakona, en Alaska.
El principal dispositivo es el Instrumento de Investigación Ionosférica, un potente radiotransmisor de alta frecuencia que se emplea para modificar las propiedades en una zona limitada de la ionosfera. Los procesos que ocurren en dicha zona son analizados mediante otros instrumentos, tales como radares UHF, VHF y de sondeo digital, y magnetómetros de saturación y de inducción.
Tras realizar un informe sobre el impacto ambiental, se permitió establecer allí una red de 180 antenas, contando con alta tecnología. La estación se construyó
en el mismo lugar donde se encontraban unas instalaciones de radar sobre el horizonte, las cuales albergan ahora el centro de control de la estación.
Información ampliamente difundida ha demostrado que el Gobierno estadounidense ha realizado experimentos de manipulación climática desde la década de los cuarenta, y ha sido vinculado de los cataclismos eu han ocurrido en los últimos años.
El capitán Howard T. Orville, del Servicio Aéreo Naval y consejero principal de la Casa Blanca en 1958, aseguró que el Departamento de Defensa se encontraba investigando “métodos para manipular las cargas de la Tierra y el cielo con la intención de producir cambios en el clima”, lo anterior, dijo, se llevaba a cabo por medio de un haz electrónico que desionizaría o ionizaría la atmósfera sobre un área específica.
Pero el pionero reconocido de la denominada Guerra Geofísica fue el profesor Gordon MacDonald, miembro del Comité Científico del Presidente en su momento. El investigador declaró en 1966 que “La clave de la guerra geofísica está en identificar la inestabilidad ambiental que, sumada a una pequeña cantidad de energía, liberaría cantidades ingentes de la misma”, y agregó, “No es necesario declarar esta guerra secreta o incluso que sea conocida en la parte afectada. Sólo deben saber de ella las fuerzas de seguridad implicadas”, y que iban a estar al servicio “las varias técnicas y avances para poder librar una guerra secretamente”, de este modo mermar al enemigo.
Un ejemplo de la anterior que fue ampliamente difundido ocurrió en 1967, como parte del proyecto Popeye en la Guerra de Vietnam, en donde las nubes fueron bombardeadas con 47 mil toneladas de yoduro de plata para extender la temporada de lluvias en la península de Indochina, lo cual dio resultado.
HAARP.En 1997, el entonces Secretario de Defensa estadounidense, William Cohen, declaró: “Otros se están dedicando incluso a un tipo de terrorismo ecológico que puede alterar el clima, generar terremotos, activar volcanes a distancia mediante el uso de ondas electromagnéticas. Es decir, hay muchas mentes ingeniosas allá afuera trabajando en la búsqueda de medios para causar terror a otras naciones… Es real, y es la razón por la cual tenemos que intensificar nuestros esfuerzos”.
Así Estados Unidos justificaba de manera moral las investigaciones que “estarían obligados“ a realizar, aunque las autoridades han negado tajantemente que el HAARP persiga fines militares.
Michel Chossudovsky (especialista canadiense y profesor de la Universidad de Ottawa) dijo que la tecnología está siendo usada bajo el HAARP en su país inscrita en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI por sus siglas en inglés), y explicó que la evidencia científica sugiere que el proyecto está funcionando al cien por ciento y cuenta con la capacidad de provocar sequías, inundaciones, huracanes y terremotos.
En 1995 el experto Nick Begich publicó, junto con la periodista Jeanne Manning, un libro titulado Los ángeles no tocan esta arpa, donde plantean que las ondas electromagnéticas enviadas a la ionoósfera contribuyen a su calentamiento. Así mismo, Belgich dijo que hay un informe que estudia “el desarrollo de un sistema manipulador de los procesos mentales humanos mediante la radiación de frecuencias de radio sobre extensas zonas geográficas.“
En 1998, una comisión parlamentaria de la UE realizó una investigación en cuyas conclusiones afirmaron que la investigación militar estadounidense sigue estando basado en la manipulación climática como una potencial arma.
De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras.
En agosto de 2002, la tecnología HAARP tuvo una mención como tema crítico en la Duma (parlamento) de Rusia. La Duma elaboró un comunicado de prensa sobre el programa HAARP, escrito por los comités de defensa y asuntos internacionales, firmado por 90 representantes y presentado al entonces presidente Vladimir Putin. El comunicado de prensa indicaba lo siguiente:
“Los Estados Unidos están creando nuevas armas integrales de carácter geofísico que puede influir en la tropósfera con ondas de radio de baja frecuencia… La importancia de este salto cualitativo es comparable a la transición de las armas blancas a las armas de fuego, o de las armas convencionales a las armas nucleares. Este nuevo tipo de armas difiere de las de cualquier otro tipo conocido en que la tropósfera y sus componentes se convierten en objetos sobre los cuales se puede influir”.8
El Parlamento Europeo, por su parte, en una resolución del 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior, señalaba que debido a los potenciales efectos de las actividades realizadas por el proyecto HAARP, éstas eran de trascendencia de envergadura mundial, por lo que solicita que sea objeto de una evaluación por parte de STOA en lo que se refería a sus repercusiones sobre el medio ambiente local y mundial y sobre la salud pública en general.
En esa misma resolución del Parlamento Europeo, se pedía que se celebrara una convención internacional para la prohibición mundial de cualquier tipo de desarrollo y despliegue de armas que puedan permitir cualquier forma de manipulación de seres humanos, debido a las frecuencia que podrían dañar el cerebro de los humanos a gran escala.
HAARPEl informático escéptico David Naiditch denominó a este como “un imán de teorías”, ya que ha sido culpado por accionar catástrofes tales como inundaciones, sequías, huracanes, tormentas, y terremotos devastadores en Afganistán y las Filipinas dirigido a la agitación de terroristas. Naiditch también acusó de diversos acontecimientos incluyendo los fallos eléctricos importantes del TWA vuelo 800, el síndrome del Golfo, entre otros. Los teóricos de la conspiración también han sugerido vínculos entre el HAARP y el trabajo de Nikola Tesla. Según Naiditch, HAARP es un blanco atractivo para los teóricos de la conspiración porque “su finalidad parece enigmática para los científicos desinformados”.
En agosto de 2010, varios físicos rusos acusaron a EEUU de estar tras la intensa ola de calor rusa que originó numerosos incendios y duplicó la mortalidad. Afirmaban que el proyecto HAARP no es solo un medio de investigación, sino una potente arma que modifica el campo eléctrico y provoca cambios climáticos a nivel mundial, lo que ha preocupado a la comunidad científica.