Teotihuacan

En unos 48 kilómetros de México D.F. se localiza un conjunto arqueológico. Es en este enclave donde se pueden ver unas de las mayores pirámides de toda América, rodeadas de un extenso conjunto de templos y de una avenida principal de 1700 metros de longitud que es conocida como La Avenida de los Muertos, aunque se adivina su continuación en otros 600 metros más, aún sin descubrir. Los orígenes de Teotihuacan son todavía objeto de investigación entre los especialistas. Alrededor del inicio de nuestra
era, Teotihuacan era una aldea que cobraba importancia como centro de culto en la cuenca del Anáhuac. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esa época, como muestran las excavaciones en la Pirámide de teotihuacan-2-3_24341_20_1la Luna. El apogeo de la ciudad tuvo lugar durante el Periodo Clásico (ss. III-VII d. C.). En esa etapa, la ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. La influencia de Teotihuacan se dejó sentir por todos los rumbos de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos en ciudades como Tikal y Monte Albán, entre otros sitios que tuvieron una importante relación con los teotihuacanos. El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso en el norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población de la ciudad se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.
Se desconoce cuál es la identidad étnica de los primeros habitantes de Teotihuacan. Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos de habla otomangueana, particularmente los otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacan fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico, como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo de la región del Golfo y del área maya

Todo este complejo arquitectónico está orientado según el eje de la mayor de las pirámides, la Pirámide del Sol, con una desviación de 15 grados y 30 minutos con respecto al Norte verdadero, que hace coincidir su eje con el paso del Sol a través del cenit. La base de esta pirámide no llega a ser tan exacta como la de la Gran Pirámide, en este caso sus medidas son de 222 X 225 metros, prácticamente lo mismo que la Egipcia (230 metros), y su altura es algo menos de la mitad, 147 metros la situada a las orillas del Nilo y 65 metros la mexicana, sobre cinco cuerpos o niveles superpuestos en los que se han detectado algunos túneles y corredores, así como un pozo de unos 7 metros de profundidad al pie de la escalera principal y que termina bajo la pirámide en una gruta con forma de cuatro pétalos.

La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacan y el segundo en toda Mesoamérica, su deterioro es constante debido a el ascenso de los turistas en las escalinatas, causando la erosión de la construcción. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada de aproximadamente 225 metros por lado, por lo que La pirámide del sol (Teotihuacan, México) y la gran pirámide de Egipto son casi igual en perímetro bajo.

El edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no alcanzan la altura de la primera plataforma. La pirámide del sol se ubica en la banda oriental de la calzada de los Muertos, prácticamente alineada en forma perpendicular con esta vía. El uso de la pirámide del Sol y el significado que tuvo para los habitantes de Teotihuacan permanece como una incógnita.

En 1971 Jorge Ruffier Acosta encontró un túnel bajo la pirámide, cuyo acceso se encuentra frente a la plataforma adosada. Los primeros investigadores del túnel —al que se llama también “cueva sagrada”— supusieron que se trataba de una caverna natural que fue empleada con propósitos rituales, lo que explicaría la construcción del monumento sobre ella. Sugiyama y su equipo han demostrado que la cueva fue cavada completamente por humanos. La estructura del túnel recuerda a las tumbas subterráneas de Occidente pues el acceso se lleva a cabo a través de un tiro de 6.5 metros. La cavidad se prolonga hacia el este por aproximadamente 97 metros, al final del túnel—que prácticamente coincide con el centro del edificio— se encuentra una cámara de cuatro lóbulos que, de acuerdo con la hipótesis de Sugiyama, pudo contener una tumba real, la pirámide está orientada al poniente, a diferencia de otras construcciones de la antigüedad. La Pirámide de la Luna, situada al fondo de la Avenida de los Muertos, con una altura de 45 metros y una base de 140 X 150 metros. La Pirámide del Sol o Tonatiuh rige todo el complejo arquitectónico de Teotihuacan. Constituye el epicentro del cual se partió para construir una de las más enigmáticas ciudades de la antigüedad.

teotihuacan-1-3_24341_19_1Los aztecas desconocían el nombre verdadero de la ciudad y la llamaron Teotihuacan, que en su lengua significaba Ciudad donde los Hombres se Convierten en Dioses. Los antiguos aztecas contaron a los españoles que en la antigüedad la Pirámide del Sol estaba recubierta de basalto negro, pintado con todos los colores del Arco Iris, pero insistieron en que cuando ellos llegaron, hacía siglos que estaba todo abandonado y sólo la utilizaban para ritos ceremoniales religiosos.

Por motivos totalmente desconocidos fue abandonada entre los años 650 y 750 DC.

En 1906 se descubrió una gruesa capa de Mica en la parte superior de la Pirámide del Sol. La Mica es un mineral del grupo de los Silicatos, compuesto por unas hojuelas muy brillantes, elásticas y extremadamente delgadas, pero sobre todo un elemento muy resistente a la electricidad y al paso de neutrones, siendo un perfecto aislante dentro de un reactor nuclear, que sólo se puede encontrar en Brasil, y es en la actualidad es uno de los más apreciados para la elaboración de aislantes eléctricos en todo el mundo. granCada vez son más numerosos los investigadores de culturas antiguas que reconocen la existencia de una función estelar en los monumentos de culturas desaparecidas, como la egipcia, la China, la Mesopotámica o, como sucede en este caso, la Mesoamericana. Los monumentos más importantes de la ciudad, las pirámides del Sol, de la Luna y el templo de Quetzalcoatl, construidos en algún momento entre el 200 a. C. y el 200 d. C., están ubicados en la misma posición que las pirámides Egipcias, si bien con una orientación diferente. La gran plaza de la Ciudadela y el templo del Sol, están paralelos a lo largo de la Avenida de los Muertos, mientras que el templo de la Luna está al final de la misma, es decir fuera del alineamiento con las otras dos, tal y como ocurre en la meseta de Gizeh con la pirámide de Micerinos. El investigador Stansbury Hagar llegó a la conclusión de que el complejo piramidal mexicano era un mapa del Cielo y que la Avenida de los Muertos desempeñaba la función de la Vía láctea, es decir, como Bauval sugería del Nilo para Egipto. El astrónomo teotihuacan-3-3_24341_21_1Gerald Stanley Hawkins, conocido desde la década de los 60 por su revolucionado libro “Stonehenge descodificado”, en el que realizaba un barrido sistemático de las relaciones de este monumento megalítico con las estrellas del cielo, continuó sus investigaciones en otro volumen: “Más allá de Stonehenge”. En él, Hawkins apunta que mientras las calles de Teotihuacan están planeadas sobre un sistema de cuadrículas, las intersecciones de estas mismas calles, en cambio, no tienen un ángulo de 90 grados como sería de esperar, sino de 89. Por su parte, tampoco la cuadrícula está orientada a los puntos cardinales, tal y como ocurre en casi todos los grandes monumentos de la antigüedad, sino que corre paralela a la Avenida de los Muertos, dirección Noreste, apuntando a la constelación de las Pléyades, además identificó que algunos de los monumentos están orientados a la estrella más grande de la constelación del Can Mayor, Sirio, la misma que los antiguos egipcios identificaban con la Diosa ISIS, esposa de Osiris, a quien, por su parte, vinculaban con Orión. Hugh Harleston, un ingeniero que trabajó en Teotihuacan durante los años 60 y 70, llegó a la conclusión de que esta ciudad bien podría ser una maqueta del Sistema Solar. En ella el templo de Quetzalcoatl sería el Sol; los planetas, una serie de monumentos adyacentes que guardaban la escala y distancias proporcionales.

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